17 de octubre de 2009

Discurso del Director General de la FAO, Jaques Diouf, en el Dia Mundial de la Alimentación

Publicado por Víctor Raúl en 19:01 0 comentarios


Lograr la seguridad alimentaria en tiempos de crisis
(Sala de Plenarias, Sede de la FAO, Roma, 16 de octubre de 2009)


Excelentísima Señora Margarita Cedeño de Fernández, Primera Dama de la República Dominicana,

Excelentísimo Señor Salvador Jiménez, Ministro de Agricultura de la República Dominicana,

Honorable Antonio Buonfiglio, Subsecretario de Estado del Ministerio de Políticas Agrícolas, Alimentarías y Forestales de la República Italiana,

Honorable Señor Enrique Iglesias, Secretario General de la Cumbre Iberoamericana,

Reverendísimo Monseñor Renato Volante, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO,

Excelencias,

Honorables invitados,

Señoras y Señores:

Los acontecimientos de los tres últimos años han puesto de manifiesto la fragilidad de nuestro sistema alimentario mundial. Por primera vez en la historia, el número de personas subnutridas en el mundo ha superado los 1 000 millones. Es una cifra 105 millones mayor que la del año pasado, lo cual significa que una de cada seis personas padece hambre cada día en el mundo. Este aumento reciente del número de personas hambrientas no es el resultado de unas cosechas mundiales escasas, sino que se debe a la crisis económica mundial actual, que ha reducido los ingresos y las oportunidades de empleo de los pobres y ha disminuido sustancialmente su acceso a los alimentos.

Por esta razón el tema escogido este año para el Día Mundial de la Alimentación y para TeleFood es: Lograr la seguridad alimentaria en tiempos de crisis.

Excelencias, Señoras y Señores:

En varios aspectos, la crisis actual no tiene precedentes históricos.

En primer lugar, surge tras un rápido e intenso incremento mundial de los precios de los alimentos básicos en el período 2007-2008. La reciente tendencia a la baja de los precios internacionales de los productos alimentarios básicos no debería interpretarse como el final de la crisis de los alimentos. Hasta julio de 2009 en el África Subsahariana entre el 80 % y el 90 % de todos los precios de los cereales de los que la FAO hace un seguimiento en 27 países siguen siendo más de un 25 % más elevados que antes de la crisis originada por la escalada de los precios de los alimentos de hace dos años. En Asia, América Latina y el Caribe, se hace un seguimiento de los precios en un total de 31 países y entre el 40 % y el 80 % de todos los precios de los cereales siguen siendo más de un 25 % más elevados que en el período que precedió a la crisis de los precios de los alimentos. En algunos países, los precios de algunos productos todavía están al nivel máximo que alcanzaron en 2007. Este es el caso por ejemplo del arroz en Sri Lanka, Myanmar, Kenya y el Ecuador, el mijo y el sorgo en Burkina Faso, Malí y el Níger y el trigo en Bolivia y el Pakistán.

Es más, la producción sigue acusando los problemas derivados del incremento del coste de los insumos en un 176 % en el caso de los fertilizantes, el 75 % en el de los piensos, y el 70 % en el de las semillas de forma que la inversión en la agricultura resulta más difícil.

En segundo lugar, esta crisis carece de precedentes. Dado que los países en desarrollo están más integrados en la economía mundial tanto desde el punto de vista financiero como comercial, una caída de la oferta y la demanda mundiales y de la disponibilidad de crédito tiene repercusiones inmediatas sobre ellos.


En tercer lugar, dada la naturaleza generalizada de la crisis, los mecanismos habituales utilizados por los gobiernos y los hogares para hacer frente a las crisis económicas están ya al límite de sus posibilidades. La depreciación de las monedas no es un instrumento viable. El FMI señala que la inversión directa extranjera disminuirá un 32 % en 2009. La reducción del empleo en zonas urbanas puede inducir a aquellos en busca de trabajo a regresar a las zonas rurales.

Las remesas de los migrantes, que en 2008 ascendieron a unos 300 000 millones de USD, pueden experimentar una disminución de entre un 5 % y un 8 % en 2009. Se espera que la ayuda exterior a los 71 países más pobres disminuya un 25 %. Las familias rurales ya no pueden vender sus bienes para moderar una disminución del consumo porque ya habían vendido muchos de esos bienes y no puede pedir prestado a nadie puede. Para completar este panorama desolador, está previsto que los volúmenes comerciales internacionales disminuyan entre un 5 % y un 9 % y que las exportaciones de los países en desarrollo experimenten un descenso en 2009.

Excelencias, Señoras y Señores:

Subsisten los factores estructurales que provocaron la primera crisis en 2007-2008. La productividad agrícola es baja. La tasa de crecimiento demográfico sigue siendo alta en muchos de los países con mayor inseguridad alimentaria. La disponibilidad de agua y la tenencia de la tierra plantean problemas importantes. La frecuencia de inundaciones y sequías es mayor que los promedios a largo plazo.

Es necesario actuar de inmediato.

A corto plazo, hay que crear redes de seguridad y programas de protección social, o mejorar los ya existentes, para llegar a las poblaciones más vulnerables. Entre las opciones se cuentan los programas específicos de distribución de alimentos, los sistemas de transferencia de efectivo, los programas de nutrición maternoinfantil y de alimentación escolar, así como los programas de empleo. Hay que proporcionar a los agricultores en pequeña escala acceso a semillas, fertilizantes y herramientas y equipos agrícolas de gran calidad. Ello contribuirá a mejorar de la seguridad alimentaria de la mayoría de los pequeños agricultores que no producen suficientes alimentos para su consumo personal, por lo que han de satisfacer sus necesidades alimentarias comprando en el mercado.

A medio y largo plazo, es necesario aumentar la inversión en agricultura debido a la falta de inversión durante los últimos veinte años, que es la principal causa de la incapacidad de los países en desarrollo para reaccionar adecuadamente cuando debe incrementarse la producción. Deben destinarse 44 000 millones anuales de la ayuda oficial para el desarrollo a la agricultura de los países en desarrollo en concepto de inversiones a favor de los agricultores.

La proporción de la agricultura en la asistencia oficial para el desarrollo disminuyó del 17 % en 1980 al 3,8 % en 2006, y se sitúa actualmente en el 5 % aproximadamente. Esta baja inversión en agricultura ha sido una de las causas fundamentales de la reciente crisis alimentaria mundial y de las dificultades con que han tropezado la mayoría de los países para hacerle frente con eficacia.

17% de la ayuda oficial para el desarrollo: este es el nivel de inversión que salvó a Asia y América Latina de la amenaza de hambruna en la década de 1970. Ahora se necesita un nivel similar de recursos para alimentar a los más de mil millones de personas que padecen hambre y garantizar que la población mundial, que según los cálculos superará los 9 000 millones de personas en 2050, tenga suficientes alimentos para entonces. Del mismo modo, los países en desarrollo tienen que destinar la parte necesaria de sus presupuestos nacionales a la inversión en agricultura y desarrollo rural, en consonancia con la contribución del sector al PIB nacional, la creación de empleo y los ingresos procedentes de las exportaciones.

La cuantía de la ayuda oficial para el desarrollo, de 44 000 millones de USD, que tenemos que destinar al desarrollo de la agricultura es muy baja si se compara con los 365 000 millones de USD gastados en 2007 en apoyo a la agricultura en los países ricos, los 1,34 billones de USD que en el mundo se dedican cada año a armamento y los billones de dólares movilizados en poco tiempo en 2008-2009 para apuntalar el sector financiero.

Excelencias, Señoras y Señores:

Afortunadamente, hay señales alentadoras. La primera es el cambio de política en favor de una mayor producción de los pequeños agricultores en los países en desarrollo con déficit de alimentos. La Declaración conjunta sobre la seguridad alimentaria mundial formulada en L'Aquila, en la reunión del G8 celebrada del 8 al 10 de julio de este año, incluyó la decisión de movilizar 20 000 millones de USD en tres años para una estrategia global centrada en dichos pequeños agricultores. Este enfoque, por el que venía abogando la FAO desde hace años, es una buena noticia y es de esperar que la promesa se traduzca efectivamente en medidas concretas. La segunda señal alentadora son los progresos realizados por muchos países en relación con la erradicación del hambre. Ghana, Malawi, Mozambique, Uganda, Viet-Nam, Tailandia y Turquía han reducido considerablemente el número de personas subnutridas en sus países en los últimos cinco años. Ello significa que sabemos lo que debería hacerse y cómo debería hacerse. En general, los programas, proyectos y planes existen y están esperando simplemente a que se materialicen la voluntad política y los recursos.

Desde el lanzamiento de la Iniciativa relativa al aumento de los precios de los alimentos en diciembre de 2007, la FAO ha movilizado un total de 389 millones de USD en proyectos en 93 países. La Unión Europea ha financiado aproximadamente 285 millones de USD a través de su Mecanismo Alimentario.

Excelencias, Señoras y Señores:

Además de la ayuda oficial para el desarrollo, también tendrán que hallarse mecanismos innovadores de financiación. Por ejemplo, las remesas de los migrantes merecen atención por parte de la comunidad internacional. De los 300 000 millones de USD en remesas en 2008, que he mencionado anteriormente, el FIDA estima que cerca de 30 000 a 60 000 millones de USD en concepto de remesas anuales son una combinación de ahorro formal e informal y de inversiones, principalmente en las zonas rurales, incluidas las actividades realizadas fuera del ámbito agrícola. Por lo tanto, incluso si se produce una reducción este año, deberían establecerse políticas y mecanismos institucionales adecuados para mejorar los resultados de las inversiones por un volumen tan enorme de recursos, en seguridad alimentaria, agricultura y desarrollo rural.

No solo los gobiernos centrales, sino también los locales, tanto en los países desarrollados como en desarrollo, deberían apoyar y complementar este tipo de inversión privada. La colaboración entre gobiernos locales también será necesaria para hacer frente al hecho de que más de la mitad de la población mundial ya vive en áreas urbanas. De aquí a 2020, alrededor del 75% de la población urbana mundial se concentrará en los países en desarrollo de África, América Latina y Asia, y estos albergarán ocho de las nueve megalópolis que, según las previsiones, tendrán más de 20 millones de habitantes.

Por lo tanto, tendrá que hacerse un hincapié renovado en las prácticas agrícolas urbanas y periurbanas, dentro y alrededor de las ciudades que compiten por la tierra, el agua, la energía y la mano de obra, con el objetivo de contribuir a las necesidades de la población urbana mediante la horticultura, la ganadería, la producción láctea y de forraje, la acuicultura y la silvicultura.

Excelencias, Señoras y Señores:
Debe resolverse toda una serie de problemas fundamentales, como la gobernanza. El sistema de gobernanza mundial de la seguridad alimentaria es ineficaz y no está bien coordinado para hacer frente a la crisis alimentaria actual y los nuevos retos que tendremos que afrontar en el futuro. La reforma en curso del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial constituye una auténtica oportunidad para fortalecer este Comité y lograr que sea más eficiente y eficaz como base de una Alianza Global para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria.

En general, deben revisarse las políticas y estrategias en materia de agricultura.

Excelencias, Señoras y Señores:

La crisis brinda una oportunidad para reestructurar las economías nacionales e impulsar un proceso de desarrollo positivo y duradero.

La Semana y el Día Mundiales de la Alimentación 2009 nos ofrecen la posibilidad de
reflexionar conjuntamente sobre los niveles de inseguridad alimentaria y subdesarrollo, así como sobre el sufrimiento humano que infligen. Tenemos los conocimientos precisos para luchar contra el hambre. También somos capaces de encontrar reunir dinero para resolver problemas cuando los consideramos importantes, y la reciente crisis financiera mundial es un ejemplo de ello.

Espero que en la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria de Jefes de Estado y de Gobierno, que se celebrará los días 16, 17 y 18 de noviembre, se alcance un amplio consenso sobre la eliminación total y rápida del hambre en el mundo, se acuerde aumentar la parte de la agricultura en la ayuda total para el desarrollo al 17%, su nivel de 1980, y se establezca una gobernanza eficaz de la seguridad alimentaria mundial.

Gracias por su atención.
 

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